Cómo saber si una calle tiene corazón

Muchas personas me preguntan cómo saber si una enseñanza es válida. La auténtica enseñanza tiene un doble objetivo: tener un contenido preciso, objetivo y universal que transmitir y ser un sistema «vivo». Cuando un profesor se basa en un sistema que también es válido pero que no ha experimentado personalmente, el camino no tiene corazón. También podría decirse que es una enseñanza muerta o «momificada».
Además del contenido objetivo, el instructor debe tener la capacidad de interactuar con las características subjetivas del alumno o deportista.
Las primeras características que debe tener un instructor son la capacidad de gestionar 3 aspectos:

  • ser capaz de explicar la ejecución y sobre todo el porqué de las técnicas
  • saber demostrarlos correctamente
  • saber cómo corregir y cómo identificar el Punto Focal (PF)

Pero ante todo, un instructor debe ser coherente. Si uno no es apto para la enseñanza, no debe enseñar: muchos enseñan por razones distintas de la vocación. Con frecuencia, los instructores explican con palabras cosas que luego son diferentes o están en antítesis con lo que ellos hacen cuando escalan. Esto indica que algo va muy mal. Son muchos los que intentan enseñar las técnicas del Método sin haberlas hecho suyas y sin haberlas comprendido. Otros las hacen pasar por invención propia, cambiando incluso los nombres de las distintas progresiones o posiciones. Estas cosas son típicas de una mala enseñanza. Un profesor que se basa en el trabajo de otros sin entenderlo bien y sin citar las fuentes, copiando mal y ejecutando mal las técnicas originales, ¿qué tipo de valores será capaz de transmitir? La incoherencia es una de las principales causas de la degeneración de este periodo histórico.

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