Fuerza e inteligencia motriz

Esto se afirmaba en una exitosa campaña publicitaria de Pirelli con Carl Lewis, ¡y es cierto! Por extraño que parezca, en el mundo de la escalada existen multitud de sistemas para entrenar las habilidades condicionales, pero en lo que respecta a la capacidad de utilizar y controlar inteligentemente la fuerza, la resistencia, etc., todo se deja al azar. Sin embargo, éste es el aspecto más bello, interesante y difícil de conseguir. Pero, ¿cómo se aprende todo esto?

El Método Caruso nació para responder a esta pregunta; en la práctica, se fija el arduo objetivo de poner a la persona en condiciones de aprovechar al máximo sus propios recursos, independientemente de la formación que tenga en cada momento y del nivel que posea. En otras palabras, a través de la técnica se desarrolla la capacidad de encontrar las mejores soluciones motrices en las diferentes situaciones que se presentan en la escalada. Así pues, todas las técnicas del Método contribuyen al desarrollo de la motricidad y la inteligencia.

El MC ha identificado las técnicas que constituyen los movimientos «fundamentales», o «arquetipos», a partir de los cuales se originan las infinitas variaciones posibles, analizando los puntos fuertes y débiles de cada una y su utilidad en distintos tipos de terreno (inclinado, vertical, en voladizo).

El proceso de aprendizaje de estas técnicas hace al cuerpo más «inteligente» y sensible y al escalador cada vez más capaz de elegir autónomamente, en función de sus propias características psicofísicas, la técnica más adecuada en las distintas situaciones, realizando todas las variaciones necesarias e infinitesimales que el caso requiera. De hecho, aunque las técnicas identificadas son finitas en número -lo que hace posible su transmisión y, por tanto, su enseñanza-, es un craso error pensar en aplicarlas rígidamente, del mismo modo que es erróneo (y absurdo) pensar, durante un partido, que siempre se puede chutar un balón con el mismo ángulo y la misma potencia, como ocurre en las situaciones «ideales» de entrenamiento, o esquiar por una pendiente irregular, siempre a la misma velocidad, con curvas constantes en radio y ángulo. Esto no significa, sin embargo, que estos fundamentos, basados en principios científicos y en las leyes de la física, no existan o puedan modificarse o distorsionarse sin justificación real.

En otras palabras, el Método se basa en la creencia de que el deportista evolucionado utiliza y desarrolla sus facultades mentales y cognitivas mediante el entrenamiento de la técnica y las habilidades de coordinación, mientras que el profano está convencido de que el conocimiento dificulta el movimiento denominado «instintivo» (es decir, aleatorio, basado en automatismos involuntarios).

En definitiva, el aprendizaje de las técnicas del Método Caruso facilita y agiliza el aprendizaje evitando errores, adquiere los patrones motores más favorables, mejora la coordinación corporal, favorece una correcta respiración e interviene en la capacidad de gestionar el miedo y las emociones.

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